Entrevista de Abril 2015

logo_fpi1. ¿Qué es FPI? ¿Qué significa cada letra y qué se transmite con este nombre?

FPI es una red de profesionales de la industria de alimentos, cuya misión es:

Proteger a los consumidores y fortalecer la reputación de las empresas de alimentos, mediante programas que aseguren la integridad de los productos alimenticios.
Mejorar el nivel de los servicios de consultoría, inspección, auditoría y capacitación en materias de integridad de los alimentos.

Las letras de FPI significan Food Product Integrity. La idea que transmite este nombre es la necesidad de proteger la integridad de los productos alimenticios (comidas listas para el consumo, ingredientes, aditivos, material de empaque e insumos para la industria de alimentos). Por “integridad”, entendemos: Salubridad + Inocuidad + Calidad + Defensa + Protección contra EMA.

La salubridad es el conjunto de medidas preventivas tomadas para mantener un ambiente higiénico y evitar una adulteración de los productos por negligencia. Estas medidas deben basarse en el nivel de riesgo de cada empresa a modo de prevenir una contaminación descontrolada de los alimentos. Además, están requeridas por los reglamentos de buenas prácticas de manufactura que rigen la producción y distribución de alimentos en todos los países.

La inocuidad se refiere a la seguridad que un alimento no causará daño a la salud del consumidor debido a peligros biológicos, físico o químicos.

La calidad consiste en minimizar las quejas de clientes por defectos visibles o incumplimiento de especificaciones.

La defensa de los alimentos consiste en programas de seguridad para disuadir o mitigar los actos malintencionados contra el producto o la imagen de la empresa.

Finalmente, la protección contra EMA (Economically Motivated Adulteration) consiste en analizar y controlar los riesgos de fraudes de productos motivados por razones económicas que pueden afectar la calidad, legalidad o inocuidad de los productos adulterados.

2. ¿Cómo nació la idea de crear una empresa como FPI?

La idea de crear este concepto se originó a los pocos años de constatar el fracaso de GFSI y los efectos contraproducentes de las certificaciones: hoy en día, la industria está más empeñada a conseguir certificaciones que a hacer las cosas bien.

Después de varios años visitando plantas de alimentos, los consultores de FPI llegaron a la conclusión inapelable que muchas empresas negocian con la inocuidad de los productos, preocupándose más por complacer a los auditores que por la integridad del producto. Como consecuencia, se observan muchas aberraciones. La principal es la falta de conciencia y las negligencias que causan situaciones de contaminación evitable. La segunda, es que las acciones correctivas obvian el control de productos potencialmente afectados y solamente se enfocan a llenar reportes de acciones inmediatas y a largo plazo sobre el proceso, no sobre el producto sospechoso. La tercera, es el sobredimensionamiento de los programas, en especial del número de procedimientos y de registros, sin valor agregado: se está adaptando las empresas a normas de certificación y a requerimientos de auditores en vez de adaptar el espíritu de las normas a las necesidades de la empresa. La cuarta, es la falta preocupante de ciencia que justifique esos procedimientos: no solamente se llenan registros innecesarios, sino que ciertos controles críticos no están bien implementados. Finalmente, la quinta es la presión que siente el personal involucrado en recibir auditorías: teme a los auditores en vez de preocuparse por los problemas de inocuidad. Como resultado se pone a la defensiva, tratando de no recibir no conformidad en vez de buscar las oportunidades potenciales que les permitan mejorar y proteger su marca.

Como reacción a este giro catastrófico que está tomando la industria de alimentos, FPI quiere ser una alternativa a los compromisos viciados, demostrando que se pueden combinar sistemas efectivos y eficientes, cumplir con el objetivo principal: la integridad del producto y dejar la certificación como simple requerimiento de cliente.

3. ¿Quiénes son los expositores de FPI? ¿Cuáles son los estudios principales y experiencias que tienen cada uno de ellos?

En defecto de ser guapos, los profesionales que actualmente encabezan el área técnica de FPI son profesionales sencillos, simpáticos, accesibles, de diferentes experiencias y especialidades (Ingenieros químicos,  en alimentos, ingenieros mecánicos y microbióloga) y nacionalidades (Colombia, Ecuador, Francia, México, USA).

4. ¿En qué países han trabajado anteriormente estos expositores?

Canadá, USA, México, Centroamérica, Sudamérica de Colombia a Chile,  Francia, Italia, Turquía y otros, con la constatación que las fortalezas y los pecados de la industria de alimentos son los mismos en todos los países.

5. ¿En qué países tiene pronosticado FPI dictar cursos?

México, Ecuador, Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Panamá, Argentina, etc.

6. Además de cursos, ¿qué otros servicios brinda FPI?

Los servicios principales de FPI, son 4:

El primordial es la consultoría para ayudar a establecer programas sólidos y eficientes para la protección de las marcas, mediante el concepto  de integridad de productos, minimizar las fallas, minimizar las amenazas y promover una cultura de integridad en las líneas de proceso: es el principal servicio.
El segundo, son las asesorías parciales con una meta definida, ejemplo: los protocolos de validación, el apoyo en los procesos de certificación (para llegar a la meta sin olvidar el objetivo).
El tercer servicio, son los eventos en planta por ejemplo cursos, auditorías, inspecciones.
El cuarto servicio, son los seminarios abiertos en cada país.

7. ¿Cuál consideran ustedes que es el aporte que hace FPI a la industria Alimentaria en América?

A la Industria de Latam y el resto del mundo es ofrecer un acercamiento no solamente científico a la integridad del producto, sino también económico. Queremos ayudar al personal técnico a costear sus programas y sus fallas y a establecer indicadores inteligentes y no de papel, para que puedan demostrar los beneficios de la prevención y poder lograr un compromiso real de sus directores. Los sistemas de calidad que no pueden demostrar que valen la pena, no valen la pena.